domingo, 22 de abril de 2018

Amarillo en tiempos revueltos

La Policía requisa camisetas amarillas a la entrada del Wanda Metropolitano
(fuente: El Mundo)


El Villarreal. El Cádiz. Las Palmas. Las selecciones de Brasil o Suecia. Los Lakers. Los Minions. Bob Esponja. Pikachu. El submarino de los Beatles. La canción de Coldplay. Los limones. Los emoticonos del Whatsapp. Las tortillas. Los semáforos en ámbar. La mostaza. La línea 3 del metro. Mear (oh, sí, nena). Los chinos. Las 7 tarjetas que enseñó ayer Gil Manzano. E incluso, qué coño, la bandera de España. O EL SOL.

Prohibamos, en definitiva, todo lo que contenga el color amarillo igual que podíamos haber pensado de manera totalmente arbitraria en, qué se yo, prohibir el color azul, las cosas que sean pares o las que rimen con "zapato". Porque, quién sabe, tal vez así consigamos que los indepes cambien de opinión respecto a España y prefieran quedarse... aunque, con ello, consigamos que aumente exponencialmente el número de españoles que quieran también salir huyendo por patas del país. Porque no sé si este episodio tan berlanguiano es una muestra de que, como argumentan los indepes y los pabliebers (tanto montan), España es un estado autoritario, pero como mínimo ha quedado más que demostrado que es un país bananero... y lo peor de todo es que el único remedio a esto sería, para algunos, prohibir también las bananas.

PD 1: Hablando de los pitos al himno (los cuales respeto pero no comparto) y la libertad de expresión, lanzo una pregunta al aire: ¿pitar el himno con el rey presente sería equivalente a gritar Guti maricón, a hacer ruidos de mono cada vez que la toca Eto'o, a abuchear a Piqué en cada campo de España o a decirle de todo menos bonito al árbitro de turno? Es más, ¿si el Sevilla hubiese pitado a Iniesta cuando recogía la Copa también habría sido libertad de expresión, o se habría visto como una enorme falta de respeto y de civismo?

PD 2: Miguel Díaz-Canel, nuevo presidente de Cuba tras suceder a Raúl Castro. El nuevo líder de la revolución es un tío con apellido compuesto. Posmodernismo a tope.

PD 3: Y hablando de comunistas, le entran a uno ganas de afiliarse a Podemos cuando ves que en tu curro te saturan continua e inhumanamente de trabajo, no te proporcionan los medios para hacerlo y, por supuesto, no te compensan de ninguna manera y la única respuesta de tus jefes ante tus quejas es: "ánimo, eh". El milagro económico de Rajoy.

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