sábado, 24 de febrero de 2018

Viejóvenes


Todo mi apoyo a los colectivos de pensionistas que estos días se lanzaron a la calle renunciando a su partida diaria de petanca para manifestarse contra años de recortes en sus pensiones y pérdida poder adquisitivo, y toda mi crítica (autocrítica, que yo también me incluyo) a todos los que sufriremos este problema en el futuro, SI ES QUE, VISTO LO VISTO, EN EL FUTURO LLEGAMOS A COBRAR ALGÚN TIPO DE PENSIÓN, y preferimos quedarnos en nuestra casa tuiteando nuestro apoyo a los abueletes en lugar de habernos unido a ellos en sus protestas. Si es que cuando nos dicen que tenemos que escuchar a nuestros mayores es por algo.

Y es que la ola neoliberal se ha extendido demasiado por el mundo occidental y dudo mucho que la paulatina privatización de las pensiones (y de todo lo que sea susceptible de ser privatizado) tenga algún tipo de marcha atrás, pero hay una cosa que me da cierta esperanza: si hay algún colectivo que tenga el poder suficiente para protestar contra esta injusticia, y conseguir incluso frenarla, son los jubilados. ¿Por qué? 1) Porque son los únicos a los que la policía no se atrevería a hostiar (y más después de, éstos sí, haber corrido delante de los grises), 2) porque tienen todo el tiempo libre del mundo, y 3)... ¡PORQUE SON EL VOTANTE MEDIO DEL PP! Así que vamos, yayos. Quién mejor que nuestros papás y nuestros abuelos para velar, una vez más, por esta sociedad tan infantil.

PD: Admito con vergüenza que hasta ayer no había visto nunca La vida moderna... y, por supuesto, me encantó. Broncano, Quequé, Ignatius... putos genios chalados. El Comando Etílico de los millenials.

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