Habló el que faltaba, y para decir lo que dijo mejor que no hubiera dicho nada: catalanes, la ley es la que es y volved a vuestras casas, que aquí no ha pasado nada y tranquilos que a los malvados políticos que os han engañado les vamos a dar lo suyo ;D . Ni una sola mención al diálogo, a los heridos (ni siquiera a los policías y guardias civiles, que eran de los "suyos") o a algún cambio de algo, de cualquier cosa, que pueda vislumbrar alguna luz al final de este túnel. Nada. La Nada habitual. La Nada predecible. La Nada contra la que uno puede llegar a medio entender a quien dice preferir un salto al vacío antes que seguir formando parte de un proyecto común mustio y desilusionante.
Hay gente que sigue sin querer enterarse de que este conflicto no es únicamente una rebelión de ciertos políticos catalanes contra el estado (que lo es), sino que ahora, por la INFINITA torpeza del gobierno mandando a miles de policías y guardias civiles a una encerrona generando una INNECESARIA situación de tensión extrema que ha resultado en escenas vergonzosas y cientos de heridos, tienen a millones de fieles detrás que tal vez legalmente sigan siendo españoles, pero en su cabeza ya están más que independizados y ese puente roto a porrazos y pedradas mucho me temo que ya nunca se va a poder reconstruir. En un país de cuñados, no deja de ser terriblemente desesperanzador que nadie parezca saber cómo solucionar este problema. No ya la fractura territorial, sino la fractura social... y no sólo entre catalanes y españoles. Y eso es lo que más me aterra.
PD 1: Está bien que todo esto haya estallado justo en cuanto ha terminado Juego de tronos, a ver si no de qué íbamos a hablar en los ascensores.
PD 2: La genial ley canadiense que legalizó y, a la vez, disuadió al independentismo en Quebec. Qué bien nos vendría aquí.
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