sábado, 26 de noviembre de 2016
Habana blues
Héroe (azote del imperialismo yanki, bastión de la sanidad y educación públicas y gran referente del comunismo mundial) o demonio (casi 60 años de mandato sin oposición y responsable de millones de exiliados y de, dicen, más de 60.000 ejecuciones) según a quién le preguntes, pero un personaje que nunca ha dejado indiferente a nadie. Amadle u odiadle, pero una cosa está clara: la muerte de Fidel Castro supone la desaparición del último gran icono de la política del siglo XX y nos deja un poco huérfanos en esta era de capitalismo globalizado en la que los políticos (de ambos bandos) parecen ser todos intercambiables entre sí y se dedican no a liderar sino a repetir los eslóganes y recorrer los caminos que sus antecesores les marcaron en el pasado. Va a ser verdad que todo, al menos en política, está ya inventado. Siempre nos quedará Pyongyang.
PD: Menos mal que en Cuba sólo hay un periódico, que si no igual Fidel Castro ya hubiera cascado hace mucho. Ejem, Hernando.
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