sábado, 1 de agosto de 2015

Están vivos


Mr. Perfect. Owen Hart. Davey Boy Smith. Rick Rude. Brian Pillman. Eddie Guerrero. Big Bossman. Earthquake. Road Warrior Hawk. André The Giant. Macho Man Randy Savage. Ultimate Warrior. Dusty Rhodes. ROWDY RODDY PIPER.

Todos ídolos de la lucha libre en los años 80-90 y todos, por un motivo u otro (no nos engañemos, la mayoría por abuso de esteroides), caídos antes de tiempo. Ninguno inventó la cura de ninguna enfermedad, ninguno impidió ninguna guerra y ninguno cambió, en definitiva, el curso del planeta. Ninguno formaba parte de mi familia. ¿Por qué les lloro, entonces? Porque durante una buena parte de mi existencia me hicieron MUY feliz. Me entretuvieron, me emocionaron e hicieron volar mi imaginación al hacerme creer que el mundo era un lugar más mágico del que decían en los telediarios porque en él también había espacio para los superhéroes de carne y hueso. Para bien o para mal, ellos crearon parte de la persona que soy hoy en día. Por eso, para mí ninguno de ellos está realmente muerto. Randy, Warrior, Owen, Eddie, Roddy... Su cuerpo lo está, al igual que lo estará algún día el de todos y cada uno de nosotros. Sin embargo, su resplandor nunca se apagará. No en vano eran... superestrellas. Descansa en paz, gaitero.

PD 1: Si me pongo así con Roddy Piper no quiero ni imaginarme cómo me pondré el día que le toque a Bret Hart (58). Que llegará.

PD 2: Efectivamente, el título del post es una sutil referencia a la peli de John Carpenter protagonizada por el bueno de Hot Rod. ¿Que no la habéis visto? Ya tardáis.

PD 3: No, Winky, los Sacamantecas no están muertos. Y el Marinero Tarugo tampoco. Su carrera, en cambio, sí lo está.

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