¿Qué coño pasa?

16 de octubre de 2013: 49 personas mueren al estrellarse un ATR 72-600 de Lao Airlines en el río Mekong de Laos.

8 de marzo de 2014: Desaparece cuando sobrevolaba algún lugar del océano Índico un Boeing 777-200 de Malaysian Airlines que despegó de Kuala Lumpur con destino a Pekín. Viajaban 239 personas.

17 de julio de 2014: 298 personas mueren en un avión que fue derribado en el cielo de Donetsk, en el este de Ucrania, supuestamente a manos de los rebeldes prorrusos.

23 de julio de 2014: Un avión de la compañía TransAsia se estrella cuando intentaba un aterrizaje de emergencia y ha dejado 51 víctimas mortales.

24 de julio de 2014: Murieron los 116 ocupantes, entre ellos 6 españoles de la tripulación, del avión MD83 de la compañía española Swiftair, operado por Air Algerie. Realizaba el trayecto entre Uagadugu, capital de Burkina Faso, y Argel.

24 de marzo de 2015: Un Airbus A320 de la compañía alemana Germanwings que efectuaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf se estrella en el departamento francés de Alpes de Haute Provence. En el aparato viajaban 144 pasajeros y seis tripulantes, 50 de ellos españoles. (datos: El Correo)

Suicidio del piloto, acto terrorista, fallo mecánico, negligencia de la compañía... En el fondo las causas son casi lo de menos y lo único que importan de verdad son las 150 víctimas de esta nueva tragedia aérea y el dolor que dejan detrás. ¿Qué coño está pasando últimamente que no paran de aparecer noticias de vuelos comerciales que se estrellan o se pierden en el mar? No dudo que, pese a todo, el avión siga siendo el medio de transporte más seguro pero aquí un servidor se queda, por si acaso, con el ir a los sitios a patita. Las voy a pasar putas para ir este año a Londres, me temo.

PD 1: El juez Ruz acusa formalmente al PP de haberse estado financiando ilegalmente durante 18 años y ¿habéis visto que dimita alguien? ¿Alguna rueda de prensa de Rajoy? ¿Algo? Yo tampoco. Ni lo veréis.

PD 2: Respeto a Pedro Reyes, maestro del humor absurdo, genio chalado y un tipo que, en general, siempre hizo lo que le dio la puta gana. Siempre en nuestras sonrisas.