18 años dan para mucho. Para mucho malo, sí. Pero en esta larga travesía por el desierto el Atleti supo, tras dar demasiados palos de ciego, encontrar una estrella guía que le recordó quién era y, sobre todo, le recordó que podía llegar a ser de nuevo grande si creía en sí mismo. Y lo consiguió, y desde entonces sólo han habido alegrías. Dos Europas League. Dos Supercopas de Europa. Una Copa del Rey. Y ahora, por fin, de nuevo la Liga y lo más importante de todo: el espíritu ganador recuperado. 18 años dan para morir muchas veces, pero también para resucitar otras tantas.
Gracias, Cholo. Gracias, Costa. Gracias, Godín. Gracias a todos por hacerme llorar de felicidad tras casi matarme al principio de los nervios. Gracias por volver a hacer que me sienta orgulloso de ser atlético. Gracias por acabar con esta asquerosa liga bipolar que nos habíamos venido comiendo durante ya demasiados años. Y, sobre todo, gracias por dignificar el fútbol y el deporte en general haciendo ver al mundo que, con esfuerzo, calidad, autoconfianza y, por qué no, un poquito de suerte, cualquier cosa puede ser posible y los buenos también pueden ganar.
El Atleti ha cumplido 18 años y ya es, de nuevo, mayor de edad. La espera ha merecido la pena pero al loro, Carletto. Seguimos con hambre.
PD 1: Chapó la afición del Barça aplaudiendo al Atleti al finalizar el partido. No sé por qué me da que casi había más culés que simpatizaban ayer con los colchoneros que los que iban con su propio equipo.
PD 2: Messi, de nuevo desaparecido. Igual hay que volver a subirle el sueldo.
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