Es lo que tiene el star system, ya sea a nivel nacional o internacional, que es algo que provoca una extraña fascinación entre nosotros los mortales. Sin embargo, el mundo es un pañuelo lleno de mocos y que tu camino se cruce con el de algún famoso (especialmente si, como es mi caso, vives en una gran ciudad) puede ser más normal de lo que pueda parecer en un principio. De hecho, durante mi tranquila y humilde vida he tenido muchas experiencias en las cuales se han visto involucrados, queriendo ellos o no (casi siempre ha sido que no), famosos:
En un cásting para reporteros del Caiga quien caiga, obligué a GONZO a admitir que me parecía a su, por aquel entonces, compañero de programa Toni Garrido.
En una fiesta de La Voz le di dos besos a TANIA LLASERA (qué mona va esta chica siempre) y le dije, con un par, que yo no veía su programa. ¿O se lo dije a otra persona? La noche me confunde.
En pleno Times Square me choqué, hombro con hombro, con SEAN CONNERY mientras trataba de atravesar la cola de la que él formaba parte para entrar a un teatro a ver una obra de los Monty Python (cuando me di cuenta que era él ya había entrado, mecachis).
Me hice una foto en un garito de la noche madrileña con BERTA COLLADO para, apenas unas horas después, perder mi cámara de fotos producto de un robo. Esa foto existió, de verdad.
Me eché otra foto (esta vez sí) con YOKO ONO en pleno Central Park pese a que, al principio, pensaba que era una vendedora de flores.
Me crucé con FRANCISCO ÁLVAREZ CASCOS en pleno centro de Madrid la noche que ganamos el Mundial. Lo celebré con él, por supuesto.
Llamamos por teléfono borrachos a CARMEN LOMANA y le dejamos un mensaje en su contestador. La semana siguiente, ésta afirmó con Ana Rosa que estaba muy contenta porque tenía unos fans maravillosos, que incluso la llamaban por la noche para decirle cosas bonitas. Esto es absolutamente cierto.
Me crucé con el KUN AGÜERO cuando éste pasó, rodeado de su camarilla, al cibercafé que estaba al lado del portal de mi antigua casa. A saber qué haría allí dentro. Lavar dinero negro, seguro.
En la noche madrileña estuve a esto *hace gesto con los dedos* de entrarle a CHENOA. Qué queréis que os diga, la vi mona. Sería el alcohol.
Coincidí durante 30 interminables segundos en un ascensor con CARMEN HORNILLOS en los cuales me pegó un repaso de arriba a abajo. Muérete de envidia, Ángel Martín.
Y, por supuesto, innumerables anécdotas de mi experiencia en el As con ALFREDO RELAÑO, TOMÁS RONCERO o MANOLETE que no voy a contar porque uno nunca pierde la esperanza de volver por allí algún día.
Sin embargo, y pese a que no es un currículum del todo malo, tenía yo una espinita clavada en lo referente a este blog: nunca, nadie (y eso que tengo contactos mil entre el mundo del famoseo), me había mandado un saludo en vídeo al Mierdiario... hasta hoy. Y no, no ha sido Mario Vaquerizo:
Ahí la tenéis, nada más y nada menos que la espectacular ANNA SIMÓN admitiendo delante de todos vosotros, queridos mierdistas, que... ¡me quiere! Me quiere mandar un beso pero, bueno, quiere algo conmigo al fin y al cabo. Ea, ya puedo tachar uno de mis propósitos de año nuevo de cada año, el próximo será que el famoso que me mande un saludo para mi blog se haya visto algún post antes. Pero bueno, no nos pongamos exquisitos. Qué paz.
PD 1: Gracias a la bella bellísima Lulú por el vídeo.
PD 2: Con todo lo que me gusta Anna Simón, creo que me gusta aún más el Cholo Simeone.
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