Nada dura eternamente, hamijas y hamijos. El mismo día en que Brad Pitt y Angelina Jolie anunciaban su separación (¡Recuerda quién te ha tratado como una reina todo este tiempo, Jenny!) Scorpions, el legendario grupo alemán de metal que se hizo famoso por sus baladas, anunciaban su retirada. Ya iban estando viejunos pero una noticia así no deja de ser impactante por todo lo que esta banda ha significado para la historia de la música... y para la mía propia. Y es que ni ha sido mi grupo de metal favorito (ahí está Iron Maiden) ni ha sido mi banda alemana favorita (ahí está Rammstein) pero sí que es cierto que Scorpions han estado muy presentes en mi vida por el gran número de canciones suyas que conocí a través de mi hermano y que formaron parte de la banda sonora de mi infancia en los ochenta. Justo lo mismo que me pasó con Iron Maiden, solo que con Scorpions tuve una relación de amor/odio por ser en cierto modo rivales de mis queridos Maiden (junto con Judas Priest eran los tres que partían la pana en los ochenta) pero, al mismo tiempo, colegas jevilones.
Se ganaron mi cariño y respeto con himnos ochenteros como Big City Nights, Still loving you o Blackout (incluso tengo una foto de pequeñín sujetando ese disco y disfrazado como Rudolf Schenker con tenedores en los ojos, una pena que no la tenga escaneada) y ya en los noventa/dosmiles con Hit between the eyes o la preciosa versión orquestral de Wind of change. De unos años a esta parte, la banda ha vuelto a estar presente en mi vida mediante dos vías: el concierto que dieron en Estepona en agosto de 2005 y que fue uno de los últimos momentos en los que pude disfrutar de la compañía de mi hermano antes de que éste se volviese definitivamente gilipollas, y el haber conocido a la bella Marina Meine (de hecho anoche cuando me enteré de esta noticia pensé automáticamente en ella), fan destroyer y amiguete personal de la banda que a punto estuvo de conseguirme un saludete en vídeo de Klaus Meine (lo sigo esperando).
Con todo, un pensamiento invade mi mente en estos momentos. Al igual que dije cuando murió Michael Jackson, el hecho de que se jubile una de las bandas más representativas de tu niñez hace que te des cuenta de que el tiempo no pasa en balde. Si cuando era pequeñito los nombres de bandas como Deep Purple o Led Zeppelin me parecían algo prehistórico, aburrido y tremendamente prescindible, tiemblo de miedo al imaginar que los niños de hoy en día puedan pensar lo mismo de bandas que yo mamé en mi infancia como Scorpions o Iron Maiden (a los que tampoco debería quedarles demasiado tiempo ya antes de la jubilación). Da vértigo pensar de esta manera pero al mismo tiempo es una señal de relevo generacional, de viento de cambio como ya titulaba la canción. Dejemos el pasado donde está y miremos hacia adelante con optimismo porque, mientras sigan apareciendo nuevos grupos que continúen el camino de los Maidens y Scorpions y le mostremos su legado a los más jóvenes, como hizo mi hermano conmigo y haré yo algún día con mis hijos, la llama del rock nunca se extinguirá.
PD 1: no sé qué es más vergonzoso, si la nueva expulsión de Cristiano Ronaldo por agredir a un rival o el patético intento de Marca y As por justificar, perdonar y villaratizar dicha acción.
PD 2: cada día soy más fan de Quique Flores: "Ahora voy a tener que trabajar los saques de banda ofensivos... es acojonante". Totalmente de acuerdo, es inconcebible que un equipo de supuestos profesionales que gana tal pastizal sólo corra en los partidos que le convenga.
A pesar de ser un tocho que habla de música rara que no conozco, me lo he leído. Porque somos amigos, y para eso estamos. Hoy por tu blog y mañana por el mio, ¿a que sí? xDDD
ResponderEliminarNo veas como se me ha puesto la piel al ver el video.
ResponderEliminarOjo, yo adoro a Deep Purple.