Y es que, como ya he contado alguna vez en este blog, aún recuerdo el PAVOR que me provocaba Thriller cuando era pequeñito. Allá por mediados de los ochenta, cada vez que alguno de mis hermanos ponía esa canción en el tocadiscos, con el simple sonido del chirriar de una puerta con el que comienza el tema yo ya me ponía histérico y huía corriendo a esconderme en mi cuarto, llorando y pidiendo desesperadamente que la quitaran. Por supuesto, mis hermanos se lo pasaban pipa con esto y nunca la paraban. Tan grande fue aquella canción que Tocata usó su genial videoclip como intro del programa durante bastante tiempo, consiguiendo en mí los mismos efectos que la canción. Pese a lo mal que lo pasé en su día, no puedo evitar recordar todo aquello con una sonrisa en mi rostro. Y no sólo tengo buenos recuerdos de ese tema: la estética de "Bad" y las pegatinas que regalaba Matutano y que yo orgullosamente coleccionaba, su actuación en los Grammys de 1988 la cual he visto una y otra vez, la peli de "Moonwalker" que fui a ver al cine ilusionadísimo y finalmente no terminé de comprender, el revuelo que en cole supuso el estreno del vídeo de "Black or white"... Quien diga que la música de Michael Jackson no ha formado parte de la banda sonora de su vida está sencillamente mintiendo.
Ahora bien, también podría hacer perfectamente un chiste fácil sobre la analogía de cómo Michael Jackson me provocaba el más absoluto de los pánicos durante mi más tierna infancia y su regusto a rodearse de infantes, y es que los escándalos y las excentricidades más extremas fueron los protagonistas de los últimos años de vida de Jacko. Una demanda por pederastia tras otra (hechos que nunca se llegaron a demostrar, por cierto, aunque la duda queda ahí), su cara destrozada cual zombi de Thriller pero en blanco nuclear, sus hijos con chopazos desconocidos, sus mascarillas para salir a la calle, su amistad con un mono... demasiadas locuras como para no herir el buen nombre que se había ganado con sus años de gran músico y mejor showman.

Pero si algo conlleva la muerte trágica de un famoso en decadencia es su posibilidad de redención y su inmediata transformación en leyenda. Michael Jackson ya era el más grande en vida, pero con su temprana muerte pasa al olimpo de los más grandes iconos de la historia de la música. Hoy nadie recuerda que Elvis Presley fue un drogadicto maltratador, que Frank Sinatra era un mafioso o que John Lennon financió al IRA, igual que dentro de veinte años nadie recordará los escándalos de Michael Jackson. Perdurarán sus canciones, su genialidad y su leyenda. El rey ha muerto, larga vida al rey. Que pase Justin Timberlake, por favor.

PD: a ver lo que tarda Antena 3 en emitir "Moonwalker"...
Una tragedia, hamijo.
ResponderEliminarSin entrar a valorar su más que probable locura (de la pederastia no hay nada demostrado, así que eso ni mentarlo), lamento profundamente su muerte.
Qué pena me ha dado, coño!!!
Pues sí, una pena. Aunque lo más triste es que, tal y como tenía su carrera, su vida personal y su salud, esto se veía venir.
ResponderEliminarJop. Y yo que me negaba a creerlo... Pues me ha dado pena, coño. Que guardo en la memoria muy buenos momentos gracias a su música UU
ResponderEliminarPedazo de artista, descanse en paz! A mi me encanta su música, aunque era un Friki! y un enfermo!
ResponderEliminarSaludos Al!