lunes, 5 de noviembre de 2007

Un año en Madrid

Justamente hoy se cumple un año desde que, oficialmente, llegué a Madrid para hacer el máster de diseño gráfico (que no a vivir en el piso, cosa que sucedió el día 10 y que habrá que celebrar este sábado con un botellón "Aenor" de los nuestros). Puedo decir con orgullo que, pese a que laboral y sentimentalmente sigo comiéndome los mocos, estos 365 días han sido de los mejores de mi vida y han hecho que madure mucho como persona (sí, pese a los botellones "Aenor"). Para el recuerdo quedan momentos como la intoxicación con ron pasado de fecha, las veladas de LOST, las épicas partidas al Pro, los dos conciertos seguidos de NIN, el haber conocido a Juanito El Golosina y tantas y tantas charlas sobre las mujeres que he compartido con mis compis. Desde aquí quiero mandar un abrazo a mis ya cuasihermanos, Kanouté y Luis Fabiano, por aguantar mis gilipolleces y haber hecho de este año una grandísima experiencia. Y las que nos quedan, que en Madrid tenemos todavía cuerda para rato. A ver si en este próximo año veo al Atleti ganar en el Calderón, que aún no lo he hecho...

Y para que veáis la de contactos que tengo, aquí viene mi amigo Mohamed VI a dar un mensaje a la audiencia en tan célebre día:



Gracias, tío, me has emocionado.

5 comentarios:

  1. Temerario!!!! Que como se enfade Mohammed convierte España en un Donut!!

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  2. Meh, qué mas da, si ya se ha encargado Zapatero de destruir el país : )

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  3. Vaya, casi el mismo tiempo que llevo yo en Madrid, aunque yo prefiero apuntarme a la contundente y irrefutable afirmación de Mohammed al respecto. Déjate de botellones y sal conmigo este fin de semana (o si no invítame a mí a dicho botellón, a mí y a mis amiguitos, claro). Yo también he sido parte importante de tu vida madrileña, aunque sólo me quieras para llevarme a comer telepizza de barbacoa como una auténtica cerda. Ummmmmm.

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  4. Tus palabras podrían hacer llorar de emoción al mismísimo Bush. Soy extremadamente feliz de haber compartido este año contigo. Hace 365 días estábamos perdidos cual Jack y cía, y hoy... seguimos perdidos, pero hemos aprendido. A reírnos de todo, a ser un poco más inteligentes (aunque sin llegar al nivel de las mujeres), a identificar en ellas al germen de la belleza y del mal... Sobre todo hemos aprendido a seguir creando amistad, una amistad que me siento orgulloso de compartir contigo y con el otro integrante de un piso que ya siempre será nuestro

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