Pero la cosa se torció pronto. En el autobús tuvimos que aguantar a los cuatro fumetas de la clase cantando canciones con la guitarrita (eran populares, qué le vamos a hacer), lo que hizo el viaje pelín insufrible pese a que en un momento dado nos encontramos al coche de Jesulín de Ubrique por delante de nosotros (eso dijeron). Al llegar al cámping, resulta que no había habitaciones para todos y los primeros que llegaron se las pidieron, dejándonos a los demás una especie de zulos infrahumanos con goteras y rodeados de árboles y animales salvajes. Por supuesto, la persona que me prometió dormir en la misma y calentita habitación que Eustaquia se fue a otro zulo con sus amiguetes, y a mí me dejó con los demás rechazados de otros grupos. Menuda panda formamos *sarcasmo*
Pero bueno, Grazalema es pura naturaleza así que había que sacarle partido. Salimos pronto hacia el pico más alto de la zona, o algo así. Tras una hora subiendo por zonas empinadísimas (sin chistes aquí) por fin llegamos a lo alto de la montaña, y pese al frío que allí hacía pues era una vista espectacular. Lo gracioso vino a la hora de bajar. Nuestros profesores / guías eran unos incompetentes de cuidado y se perdieron, así que tuvimos que bajar por una zona embarradísima, y yo, pues... bajé rodando. Sí, rodando, como en las películas. De esa caída aún me queda una pequeña cicatriz en la mano, aunque por lo menos puedo usarla como anécdota graciosa para botellones y entradas de blog.
Y no quedó ahí la cosa. Tuvimos que bajar por una pendiente de 90º cual escaladores pero sin cuerdas, tuvimos que seguir el curso de un río para poder llegar al hotel, a un chico algo rellenito le entró un ataque de pánico porque no era capaz de subir por un montículo... en fin, una sarta de negligencias que habrían hecho que cualquier persona decente denunciase a los profesores pero que, en nuestro caso (jóvenes sedientos de alcohol y sexo), lo dejamos pasar. Total, estábamos muy cansados. Esa noche nos arreglamos (o lo que yo entendía por aquel entonces que era arreglarse) y nos fuimos a recorrer el pueblo, viendo el Compostela 2 - Real Madrid 3 en un bar, echando unos billares y tomando unos copazos. Pese a la falta de sexo estuvo bien la noche, la verdad. Aunque una sorpresa me esperaba para cuando llegamos al cámping. Nos sentamos en el salón principal, borrachines y a oscuras, y cuando estábamos todos tan agustito me suelta Eustaquia un "oye, pues tú y 'X' hacéis buena pareja". En la mierda. La chica que me gustaba me quería emparejar con otra, y encima una que no me gustaba en absoluto (de las feas, vaya). ¿Hacía buena pareja con esa? ¿Ergo para Eustaquia yo era como ésa pero en versión tío? A dormir, anda.
Al día siguiente nos tocó nuevamente seguir un río, pero esta vez era parte del plánning. No recuerdo muy bien a dónde llegamos, sólo que teníamos que llevar chubasqueros y que alguno que otro se llevó un culazo importante. Por la tarde, pese a que yo quería tranquilidad en mi zulo, tenía en el de al lado una guerra de globos de agua de la cual tuvimos que acoger a un refugiado al que mi amigo Morientes y sus compinches llevaban todo el día martirizando, y del zulo del otro lado venía una peste a porros que tiraba patrás (entre los que fumaban había un profesor, así que fijaos). Para huir de ésto me arreglé (me remito a mi definición anterior de "arreglarse") y me fui a las habitaciones, ah, dulces, secas y calentitas habitaciones, a echar unas cartas con la peña. Jugamos al mítico juego del Hijoputa (os explicaría las reglas pero ya no me acuerdo), y en ese momento tuvo lugar la frase de la noche. Se supone que cuando se sacaba un 5 había que gritar "por el culo te la hinco", o así. Pues bien, una de las niñas allí presente (muy carmensevillesca ella) sacó esa carta y, como no se acordaba de la frase, ante la presión popular para que dijera algo y deprisa, no se le ocurrió otra cosa que decir "¡LA PIPAR SHOSHO!". Así explicado quizá no tenga tanta gracia, pero en ese momento nos escojonamos de la risa.
Pero bueno, llegó la noche y, tras ver el Athletic 3 - Barcelona 0 en el salón (ver al Lobo gritar "¡¡¡GGGOOOOOOOOOOOLLL!!!" en un tiro del Barça que se fue por fuera de la red, y posteriormente reírnos todo el mundo de él, fue un momento impagable), nos fuimos a un cuchitril al cual los lugareños llamaban "discoteca" a bailar como capullos. Y la verdad es que me lo pasé bien haciendo el memo, la verdad, aunque otra vez aquí el protagonista fue el Lobo bailando en el centro del corro como si estuviera poseído antes los gritos de "¡EH, EH, EH!" de la peña (el tío estuvo sembrado ese día). Respecto a Eustaquia, pues no hubo mucho que rascar esa noche porque estuvo siendo buitreada por un DJ sin escrúpulos (¿de qué me suena eso, Karmensika?), pero algún que otro baile agarrao me dí con ella, cosa que para mi tierna edad y mis pocas aspiraciones fue toda una victoria. Esa noche creo que me tomé 7 whiskys, algo casi impensable hoy día. Nos hacemos mayores.
Para el tercer y último día allí no hicimos gran cosa ya que nos teníamos que volver por la tarde, pero nos dio tiempo a visitar un museo o algo así, en el cual descubrimos una palabra nueva gracias al amable guía: "PINZAPAPO". El viaje de vuelta en el autobús fue tan insufrible como el de ida, con los fumetas cool cantando canciones con la guitarra, sólo que esta vez se les había unido una chica que, digamos, no tiene voz para el bel canto. Si en ese momento hubiera tenido una escopeta no sé qué hubiera hecho.
Así que, bueno, ése fue el famoso viaje a Grazalema. La verdad es que tampoco pasaron grandes cosas (aparte de ver de lejos a Jesulín y de caerme rodando por una montaña embarrada), pero sin embargo todos los que estuvimos allí lo recordamos con mucho cariño por lo que pasó... y por todo lo que pudo haber pasado, pero ésa ya es otra historia. Oyes, tenía pensado poner tan sólo una foto en este post y al final me he tirado un buen rato escribiendo. Lo que hace la inspiración y el escuchar canciones de la época.
A ver si adivináis cuál de esas dulces mujercitas era la que me gustaba. Yo soy el Harry Potter, por cierto.
Joer que de tiempo que no veia al Adrian, ¿Se sabe algo de él o el coque?
ResponderEliminarYo al viaje no pude ir por motivos de salud, y por lo que cuentas, me alegro :P
Un saludo!!!
Ostras, jaja, qué pequeño es el mundo. Pues no sé nada del Adri desde hace mucho, el cabrón nunca habla por el Messenger y ya paso de saludarle para encontrarme el vacío por respuesta. Con Coke nunca tuve mucha relación, la verdad.
ResponderEliminarTío, ¿QUIÉN ERES? Joder, qué curiosidad.
Soy el tipico que recuerda a todo el mundo pero que nadie recuerda :P Bueno, yo estudiaba en la rama de ciencias en el instituto, pero mis "conocidos" estaban casi todos en tu clase: victor, el rubio, vega... ademas para dar frances, me iba para vuestra clase. Con Adrian si que daba las asignaturas comunes de historia y demas.
ResponderEliminarSi tienes la orla a mano, soy el que aparece al lado de esa leyenda viva que es pedro pablo. (He cambiado mucho eh? :P)
Un saludo!
El dato de la orla ha sido definitivo... ¡POR FIN TE HE PUESTO ROSTRO! Esto hay que celebrarlo, oeoeoe.
ResponderEliminarPD: grande Pedro Pablo, muy cierto.
Me ha encantado el post este. no te habñia podido comentar antes porque no he tenido internet disponible pero ya lo sabes porque te lo he dicho...
ResponderEliminarQue viaje, la verdad e sque yo tb lo recuerdo con mucho cariño...
Besos Al.
Por cierto, ¿Eustaquia? Le podías haber buscado a la pobre un nombre... diferente (para no ofender a nadie)
Mas besos.
Oye soy de Grazalema! Muy guapo lo que cuentas!!
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