Malos tiempos para ser José Luis Torrente

Nuestro amigo El brazo tonto de la ley no debe andar muy animado últimamente, y es que el panorama español es deprimente. En España gobiernan los rojos. Las calles están llenas de moritos. Tíos que se casan con tíos. Cada vez hay menos estatuas del Caudillo. El Atleti se vuelve a quedar sin Europa (no, la Intertoto no cuenta). El Real Madrid vuelve a ganar la Liga. Marbella en manos de demócratas.

Deprimente, como os digo. Y, por si esto no fuera suficiente, hoy nos ha dejado El Fary, ese icono de la España casposilla que caía bien a todo el mundo por lo buena persona que se le veía. Y es que, reconozcámoslo: El Fary era grande. No ya por la voz que tenía (muy buena), sino porque triunfar en la vida con esa cara y esa estatura tiene un mérito tremendo. Por formar junto a Manolo Escobar y Alfredo Landa el triunvirato hispánico ante la llegada de las suecas (pese a que El Fary fue posterior, pero lo importante es la esencia). Y por tantos buenos momentos que nos ha hecho pasar, riéndonos con él y no de él. Porque el primero que se reía de sí mismo era el propio Fary: a la banda sonora de Torrente, a su cameo en la tercera parte o a su canción "La mandanga" me remito (¡temazo, Vaiolet, temazo!).

España hoy está de luto, hemos perdido a un grande (y subrayo lo de "grande") del nivel del Cid Campeador o Don Pelayo. ¿Serán capaces Javi Cantero y Melody de llegar a su nivel? Lo dudo. Mucho.

¡Grande Fary!