jueves, 22 de marzo de 2007

Miedos

Cuando era un tierno infante, allá por mediados de los años 80, yo era un niño feliz. Tenía una familia que me quería, me iba bien en el cole, vivía en un pedazo de chalet con piscina y cada fin de semana lo flipaba con las aventuras de David el Gnomo, Dragones & Mazmorras, Los Pequeñecos y cía. Sin embargo, de aquellos años tengo un recuerdo que no es del todo agradable: tenía un miedo terrible al videoclip de Thriller, de Michael Jackson. Cada vez que lo ponían en Tocata o mi por aquel entonces hermano se ponía la canción en el tocadiscos, el mero sonido de una puerta chirriante (lo primero que se oye en esa canción) hacía que me volviera histérico. Gritaba, me tapaba los oídos, lloraba, salía corriendo y me escondía donde podía hasta que pasaran los 5 minutos o así que duraba.

Esa canción fue un tabú para mí hasta que cumplí doce años y le eché un par al asunto. Un buen día decidí que ya no quería seguir teniendo miedo de ese temazo (porque es un temazo), así que lo puse en la tele y me senté a verlo tranquilamente. Finalmente lo pude ver, me lo pasé genial y superé mis miedos como un campeón.


Crecí, y los miedos irracionales de la infancia no desaparecieron, sino que cambiaron de forma adoptando muchas apariencias: miedo al fracaso, a la soledad, a la gente que me rodeaba. Miedos en cierto modo normales hasta que vino un tiempo en el cual el miedo se apoderó de mi vida. No podía razonar, no podía pensar en el futuro, no podía ilusionarme con nada: sólo había miedo, angustia y arrepentimiento. Temblaba y me escondía como cuando tenía 5 años y huía de una canción. El miedo se había convertido en un fin en sí mismo, en una forma de vida, en un círculo vicioso (o "The Downward Spiral", título original de mi MSN Space). Tardé mucho tiempo en hacerlo, pero por fin salí a flote y pude volver a ver mi vida con esperanza gracias al apoyo de mis seres queridos. Y de esa etapa oscura salí reforzado, sabiendo valorar lo que tenemos y no angustiándose por lo que no merece la pena.

Ahora el miedo ha vuelto. Realmente creo que nunca se llegó a ir, como ya escribí una vez en el blog de La Rizos: se quedó en una esquinita, castigado, esperando un momento de debilidad para volver a atacar con toda su fuerza. Pero ya no soy el niño asustado que era antes, y no hablo de la época de Thriller. No voy a dejar que te vuelvas a apoderar de mi vida como hiciste en su día, ahora soy yo quien manda en ella. Ven si te atreves, que te espero con toda la artillería y esta guerra no la vas a ganar. He entrenado con Kaito.

Los contratos están para cagarse en ellos y los miedos están para superarlos. Porque tenerle miedo al propio miedo es una estupidez.


"Go away"

3 comentarios:

  1. Tío, yo de pequeño no es que tuviera miedo, es que tenía puto pavor al tren de la bruja (la atracción esa de las ferias). Nunca me monté en ninguno.
    Y también me daba mucho miedo "La cosa", la película, vamos.

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  2. Ay Al! ¿sabes que yo aún no he conseguido ver ese video clip entero? Me da miedo, ¿Te lo puedes creer? (POr cierto buena mención a David en gnomo, dragones y mazmorras... )
    El miedo es algo que nos acompañará toda la vida, lo único que tenemos que aprender es a dominarlo y no dejar que el nos domine. Yo soy muy miedica en todos los sentidos. Me da mucho miedo todo lo que provoca "susto", no se si me explico. Aún, a mis 26, me monto con mi sobrina en el trenecito del terror en las ferias y voy con los ojos cerrados... ejem! y por otro lado, siempre me da mucho miedo mirar al futuro. Pienso demasiado y me asusto mucho antes de tiempo. Creo que yo también me voy a unir a tu guerra contra el miedo. Dicen que la unión hace la fuerza, no? Pues que la fuerza nos acompañe!

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  3. ¿Sabes qué? A mí, hoy en día, esa foto me da repelús... es normal tener miedo a algunas cosaS. De hecho no me gustaría ser la mujer de hielo, Bea Sin Miedo, porque me diferenciaría un poco menos de las máquinas. El miedo es algo humano que, controlado, nos ayuda incluso a superarnos y a conocernos. Pero Al... el asunto es aprender a controlarlo, a conocer el origen de tus miedos y a no permitir que por su culpa no puedas avanzar. Así que como Mae tiene razón, no dejes que el miedo te domine y... ¡palante!

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