Ayer fui con Anshelme al cine a ver "Rocky Balboa", y la verdad es que fue más o menos como me esperaba: ningún truño, pero tampoco nada del otro mundo. Eso sí, como buenos fans de la saga Rocky que somos el Nela y yo, salimos contentos del cine recordando nuestra infancia, con ese ciclo de películas de Rocky de Canal Sur donde descubrí que entrenando duro puedes llegar a vencer incluso a Mr. T, lo malos (tanto de boxeadores como de actores) que son los comunistas (pobre Apollo Creed) o que una tía callada, con gafotas y pinta de empollona puede llegar a ser un pibón arreglándose el mínimo exigible (jódete, Bea La Fea, lo tuyo ya estaba inventado).
Aunque, nostalgia aparte, de la película quiero destacar a dos secundarios: el que hacía de hijo, que resultó ser uno de los actores de "Heroes" (y al cual ya llamé no hace mucho "Stallone de garrafón" sin saber que salía en esta película) y el impresentable de Mike Tyson, que tiene un cameo desafiando al campeón del mundo antes de su pelea con Rocky. Esto me hizo pensar en lo molón que habría sido que, ya puestos a hacer una nueva película del Potro Italiano, éste se enfrentara al Terror del Garden. Joder, es que eso habría dado mucha pasta. Aunque probablemente Stallone no tuvo huevos de arriesgarse a que Tyson le partiera la mandíbula de verdad en un avenate de los suyos.
De todos modos, "Rocky Balboa" nos deja un mensaje muy claro y esperanzador: nunca es tarde para conseguir lo que te propones si realmente deseas conseguirlo. Por mucho que el sentido común o toda la gente que te rodea te diga que no merece la pena intentarlo. Tremendo que consiga filosofar gracias a una película de Stallone, ¿eh?.
PD: gracias a esta película he recuperado la esperanza de que Kiko vuelva al Atleti, de que Bret Hart vuelva al wrestling o de que Jaime Bores vuelva a la tele. ¡Ánimo, muchachos!
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